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Para aquellos que no lo sepan, la psicosociología es una rama interdisciplinar o colaborativa entre la psicología y la sociología que estudia la conducta e interacción humanas en el contexto social. Algunos sectores técnicos abogan a que su olvido o poca presencia se debe a que sus mediciones son “subjetivas” a diferencia de objetos de estudio más tangibles como el ruido o la contaminación del aire. Sin embargo, su supuesta subjetividad no es más que una ilusión de ignorancia. ¿Acaso el estrés o la ansiedad no son reales? ¿El hecho de no poder cuantificar con una cifra el nivel de estrés, ansiedad o acoso en el trabajo implica que no existan en esos riesgos y sus consecuencias? Esta ciencia ha avanzado mucho en los últimos años y encontramos diferentes metodologías mixtas que permiten estudiar los riesgos psicosociales. Sin ir más lejos, el propio INSHT facilita en su web el método F-PSICO  para la evaluación de este tipo de riesgos.

La existencia de estos riesgos se traduce en un mayor estrés para el trabajador, y puede llegar a causar un grave deterioro de su salud mental y física. En 2005, más del 20 % de los trabajadores de los 25 Estados miembros de la Unión Europea consideraban que su salud se encontraba amenazada por el estrés de origen laboral. En 2002, el coste económico anual de este trastorno en la EU-15 se estimaba en 20.000 millones de euros. 

Los riesgos psicosociales se derivan de las deficiencias en el diseño, la organización y la gestión del trabajo, así como de un escaso contexto social del trabajo, y pueden producir resultados psicológicos, físicos y sociales negativos, como el estrés laboral, el agotamiento o la depresión. Algunos ejemplos de condiciones de trabajo que entrañan riesgos psicosociales son: cargas de trabajo excesivas, exigencias contradictorias y falta de claridad de las funciones del puesto, falta de participación en la toma de decisiones que afectan al trabajador y falta de influencia en el modo en que se lleva a cabo el trabajo, gestión deficiente de los cambios organizativos, inseguridad en el empleo, Comunicación ineficaz, falta de apoyo por parte de la dirección o los compañeros, acoso psicológico y sexual, violencia ejercida por terceros.

La PRL consta actualmente de 4 especialidades, de las cuales 1 solo está habilitada para especialistas en medicina: la medicina del trabajo. Las otras 3 se configuran de la siguiente manera: seguridad laboral, salud laboral (anteriormente llamada higiene industrial) y ergonomía y psicosociología. La medicina del trabajo, seguridad y salud son materias muy trabajadas que forman parte casi de cualquier actuación habitual en PRL, con métodos definidos y muchos profesionales a sus espaldas. Sin embargo, un mero vistazo a una evaluación de riesgos cualquiera evidencia que de las disciplinas que hay que cubrir, una de ellas suele tener un contenido escaso en sus hojas: la psicosociología. 

Pese a que la Ley 31/1995 supuestamente  contemple la evaluación equiparada de todas las disciplinas. Además, ¿por qué 2 cosas tan diferentes (aunque puedan guardar cierta relación en algunos temas) como la psicosociología y la ergonomía van empaquetadas en una única especialidad? ¿Falta concienciación sobre los costes que conlleva la no-prevención de riesgos psicosociales? ¿Falta apoyo legislativo que refuerce su evaluación? Continuamos…

Raul Campos Prado