02
Ago, 2018
Prevención y actuación ante el “golpe de calor”
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Llevamos una semana de fuertes subidas de temperaturas, afectando de forma directa sobre los riesgos que para la salud supone el estar sometido a estas durante cierto tiempo.
Todos en nuestros trabajos podemos estar expuestos de una forma u otra a las consecuencias de las altas temperaturas en esta época del año. Depende de las condiciones generales de nuestro organismo y la exposición a ellas lo que determina que nos afecte en mayor o menor medida. De ahí que debamos estar atentos a las señales que nos puedan indicar que en nuestro cuerpo algo no va bien.
Señales como dolor de cabeza, fatiga física, mental, mareos, nauseas…. Para evitarlo es necesario seguir las medidas preventivas adecuadas que eviten estos y otros riesgos mayores. Aparte de moderar la actividad física en horas y días de temperaturas altas, hay que hidratarse bien, beber pequeñas cantidades de agua fresca frecuentemente, llevar una alimentación suave y ropa amplia y ligera, usar pantallas solares, cremas, gafas etc.
Se ven especialmente afectados en estas fechas los trabajadores de sectores como el agrícola o construcción, y ciertas actividades del sector servicio e industria que desarrollan su actividad al aire libre. Así como personas con discapacidad, o dependientes en su vida diaria, menores, embarazadas, personas que lleven medicación continuada, antidepresivos, diuréticos, tranquilizantes, hipertensores, o con alguna patología, cardiaca, renal, obesidad, etc.
Para estos trabajadores, aumentan de forma considerable los riesgos y accidentes laborales derivados. Desde insolaciones, deshidrataciones, calambres o golpes de calor… a tener accidentes provocados como consecuencia de que con el calor, al aumentar la fatiga y disminuye la concentración y atención en la tarea que se está realizando, facilitando así, que se produzcan otros accidentes.
El golpe de calor es de los riegos más graves que podemos tener al estar expuestos a temperaturas extremas. Este se da cuando la temperatura corporal sube muy deprisa y el cuerpo no es capaz de regularla, generando un colapso. Es muy importante identificarlo lo antes posible, ya que la actuación rápida es fundamental para la vida de la persona. Los síntomas que suelen darse y que nos puede facilitar su identificación son: tener la temperatura corporal alta, la piel caliente, mucha sed, somnolencia, mareos, agresividad, nauseas, y en ocasiones convulsiones.
Si observamos o sospechamos de síntomas en nosotros mismos o en algún compañero, debemos en primer lugar llamar a emergencias, comunicar la situación. Situarse en zona de sombra y resguardada del sol, intentar bajar la temperatura corporal con agua, (ducha, manguera, botella…) hidratar y proporcionar corriente de aire al afectado.
Para prevenirlo, a parte de las recomendaciones generales comentadas al inicio, se debe evitar la exposición y realización de tareas con carga física fuerte en las horas de calor más intenso. Rotar en el trabajo a puestos con menos exposición al calor, dividir los tiempos de exposición, prever zona de refrigeración. Usar gorros y protectores solares, refrescarse e hidratarse frecuentemente.
Carmen Panadero
Europreven
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