Blog

¿Qué entendemos por ruido? Seguramente lo primero que se nos viene a la cabeza es una sensación molesta y desagradable, algo incómodo en nuestro día a día. Está presente en nuestras vidas, tanto en la vida social y de ocio como en el ámbito laboral. Para todos finalmente tiene un significado negativo.

Pero en prevención, como técnicos, lo que nos concierne, más que el ruido social es el ruido en el ámbito laboral, como por ejemplo en actividades industriales etc, donde el ruido al que está expuesto el trabajador puede acarrearle consecuencias a largo plazo muy negativas. En cualquier empresa en la que exista maquinaria lógicamente se percibirá mayor ruido que en otra empresa en la que no exista maquinaria industrial, por ejemplo, una oficina. Como nuestro oído percibe el sonido, pero no podemos revelar exactamente el ruido al que está expuesto el trabajador, debemos tener en cuenta la importancia de las mediciones de ruido.

Debemos evaluar cuánto ruido existe en las empresas, es decir, a cuánto ruido puede estar expuesto un trabajador y asesorar a la empresa de las medidas necesarias que hay que tomar en caso de una exposición alta. Pero este artículo se centra más en las consecuencias que puede tener un trabajador si está expuesto a niveles de ruido elevados durante su jornada de trabajo. Las consecuencias pueden ser la pérdida progresiva de la audición hasta perder gran parte de ésta, consecuencia muy grave teniendo en cuenta que hablamos de sordera debido a un factor externo, nada de hereditario, biológico etc.

En este sentido, cuando se realice una medición de ruido y se detecte que se está por encima de los niveles de ruido aceptados, el empresario debe poner medios para que ese ruido emitido bien por maquinaria o bien por el proceso industrial disminuya, pero lo realmente importante es introducir medidas para que se reduzca la exposición del trabajador a esos niveles de ruido. Cuando no se pueda poner medios en la fuente de ruido, el empresario debe dotar a los trabajadores de protección auditiva. Nosotros como técnicos debemos asesorarle de qué protección es la más adecuada dependiendo a qué niveles se esté expuesto, ya que si la protección atenúa poco no se estará tomando la medida adecuada, igual que si atenúa demasiado, ya que sería una sobreprotección que quizás impediría que el trabajador pudiera escuchar timbres, alarmas, etc., del proceso productivo.

Muchos trabajadores llevan años trabajando y realizando la misma función, con niveles de ruido muy altos, y quizá sin saber a los niveles de ruido a los que están expuestos, por eso, cuando se realiza una medición de ruido y el resultado es superior al valor límite, el empresario lógicamente les obligará a usar los protectores auditivos; pero el problema radica en que muchos trabajadores se niegan a ponerse los protectores auditivos. Cuando el resultado de la medición indica que hay que usar protección, no se pueden negar, ya que una sobreexposición a esos niveles podría acarrear año tras año una pérdida progresiva de la audición, desembocando en una enfermedad profesional. Se debe hacer mucho hincapié en la obligación de usarlos, ya que el responsable de esa posible futura enfermedad profesional será del empresario. Como técnicos, a través de formación, podemos resaltar la importancia de los epis en este sentido.

En conclusión, los trabajadores tienen que tener a su disposición formas para que no exista una exposición por encima de los valores límite de ruido, y estas formas (epis, trabajo en la fuente de ruido etc,) son responsabilidad del empresario. Empresario, trabajadores y técnicos podemos hacer del trabajo diario un trabajo más seguro.

Itziar Martínez Rodríguez