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Cada día estamos más rodeados de tecnología, tenemos cables, equipos, dispositivos y todos estos funcionan mediante electricidad que provoca campos electromagnéticos, a su vez estos se ven potenciados según las características del entorno, ambiente seco, muebles conductores y equipos o aparatos que simplemente por su construcción, en algunos casos deficiente, emitan radiaciones electromagnéticas descontroladas. Cabe decir que aunque no provoquen daños a corto plazo, ya que están por debajo de los 300 Ghz y no son capaces de romper enlaces moleculares, la exposición continua a estas radiaciones y la sensibilidad de determinadas personas puede provocar un tipo de enfermedad laboral llamada: LIPOATROFIA SEMICIRCULAR

Uno de síntomas más significativos de esta enfermedad laboral es la depresión de la piel entre 1 y 4 cm en la zona de los muslos, con forma semicircular, aunque también puede aparecer en abdomen y antebrazos. Esta depresión es provocada por la pérdida de tejido graso, sin provocar ningún tipo de dolor ni picores. Aunque los detalles del mecanismo biológico responsable para la aparición de esta enfermedad no son completamente conocidos, la causa se basa en la interacción entre las cargas estáticas generadas por el trabajador al realizar las tareas habituales de su trabajo y un campo eléctrico de un valor por encima de un umbral determinado cerca del mobiliario del puesto de trabajo.

El campo eléctrico en la mesa de trabajo está generado por un proceso de inducción eléctrica que ocurre cuando las fuentes de voltaje (como los cables de alimentación eléctrica y equipos eléctricos), están cerca de las partes conductivas del mueble. El campo eléctrico generado por este proceso puede propagarse a otras partes de la mesa, incluido el tablero debido a que las mesas de trabajo modernas tienen un revestimiento de una resina artificial que tiene una cierta conductividad superficial; aunque esta conductividad es muy pequeña, es suficiente para mantener un campo eléctrico.

La probabilidad de aparición de la Lipoatrofia depende, en gran medida, de factores personales aún no-determinados; la existencia de un campo eléctrico en el tablero de la mesa no implica que la trabajadora (la condición ha sido reportada casi exclusivamente en mujeres) sufrirá la dolencia, sino que la probabilidad de sufrir la enfermedad es mayor. Las cargas estáticas tienen un papel clave en la aparición de la enfermedad, sin embargo, la disminución de la generación de las cargas estáticas no es la fuente del problema, esta es la existencia de un campo eléctrico en el puesto de trabajo. Además, la eliminación de las cargas estáticas suele ser un proceso complejo, dado que la generación de estas cargas eléctricas es un proceso multi-factorial, como las condiciones ambientales (humedad, temperatura), la composición del suelo y mobiliario, y factores personales como la ropa y zapatos o el uso de productos cosméticos, pueden influir en la generación de estas cargas.

Los servicios técnicos y médicos de Europreven, ya están trabajando en la investigación y evaluación los puestos de trabajo que sean candidatos a tener estos riesgos, que a través de mediciones técnicas de campos eléctricos, magnéticos, electroestáticos, resistencias, humedad y temperatura del  entorno, podemos determinar si el puesto de trabajo está dentro del umbral que pueda provocar esta enfermedad. En caso de que sea un puesto de trabajo con riesgo, hay múltiples acciones que pueden minimizar el riesgo de padecer esta dolencia, la instalación de fundas de sillas anti-estáticos, el tratamiento del suelo con productos de limpieza anti-estático, y el aumento de la humedad relativa son algunos ejemplos de medidas preventivas que nuestros técnicos, en caso de detectar el riesgo, aconsejaran para minimizar el riesgo para la salud de las personas y empresas para las que trabajamos.

Natxo Gómez Orts