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Para la mayoría de los profanos o ajenos al buceo deportivo con escafandra autónoma, este es un deporte de alto riesgo y de gran peligrosidad. Hasta cierto punto es normal esa apreciación, si bien está basada en el desconocimiento o en imágenes o percepciones preconcebidas.

Con 54 años probé y me aficioné al buceo con botella, descubriendo con el paso del tiempo y las inmersiones grandes coincidencias con los fundamentos de una de mis actividades profesionales, la Prevención de Riesgos Laborales.

Por la formación y experiencia adquiridas durante años de trabajo en Prevención, se llega a comprender aquello que formaba parte del espíritu de la legislación comunitaria que habíamos de trasponer a nuestro ordenamiento (Ley de PRL de 1.995 y sus normas de desarrollo), y que aprendíamos en los cursos de postgrado de mediados y finales de los años 90 bajo la denominación de “el nuevo enfoque”. En definitiva, se trataba de un cambio sustancial en la actitud de empresarios y trabajadores frente a los accidentes y a la Seguridad y la Salud, y de entender que algunas pautas y herramientas tienen una repercusión fundamental en ellas.



Cualquier persona puede ir a una tienda de deportes y comprarse una máscara, un tubo y unas aletas (ya venden kits a módicos precios) y zambullirse a pulmón en la playa durante las vacaciones. Puede ser una gran aventura para los más pequeños y toda una experiencia para los mayores. Pues así, haciendo esnórquel (palabra no aceptada aún por la RAE derivada de snorchel y snorkel) con mi esposa en nuestra querida Isla de las Palomas de Tarifa fue como descubrimos el buceo autónomo viendo las evoluciones de sus practicantes unos metros por debajo nuestra, lanzándonos caprichosas volutas de burbujas.

La FORMACIÓN como elemento fundamental y requisito esencial. Para poder alquilar una botella de aire comprimido si buceas por tu cuenta, o contratar una inmersión en un centro de buceo, es requisito (o debería serlo siempre) presentar la certificación de buceo que se obtiene solo tras un proceso de formación teórico-práctica, al que hay que añadir un certificado médico expedido por facultativo especialista en medicina hiperbárica. Creo que a nadie que vaya a practicar otro deporte a nivel aficionado y no competitivo se le exige algo así (cualquiera se compra unas zapatillas y se pone a correr, o una raqueta y a jugar al paddle, o...). Para el buceo deportivo nos exigen algunos de los elementos fundamentales de nuestra vigente legislación preventiva: Formación, Información y Vigilancia de la Salud. Y no puede ser de otra manera, porque así, sabiendo lo que hay, puedes decidir libremente si empiezas o continuas buceando, pero siendo perfecto conocedor de los riesgos y las medidas preventivas aplicables (¿os suena a empresarios, trabajadores y prevencionistas...?). Siempre he pensado que el conocimiento (me refiero a la educación, al aprendizaje...) te hace libre, te permite decidir consciente pero libremente lo que hacer con tu vida, a discernir, a elegir con fundamento (por eso a tiranos y fanáticos religiosos les interesa la ignorancia que mantiene la esclavitud... pero no nos alejemos del tema). Lo primero que aprendes en los cursos para obtener la certificación de buceo (sea en la entidad que sea... PADI, SSI, la española FEDAS) son los riesgos y consecuencias existentes bajo el agua; de manera detallada y descarnada, porque no son ninguna broma, pero también sabiendo que observando las medidas preventivas, con el material adecuado y debidamente mantenido, y sobre todo con buenas prácticas se puede, y sobre todo se debe DISFRUTAR de una de las actividades más bonitas que he hecho, en esa belleza silenciosa que es el medio marino.



La INFORMACIÓN como herramienta habitual de trabajo. Antes de cualquier inmersión, aunque sea bien conocida (entorno, lugar de inmersión, condiciones ambientales...), se impone la charla previa (inevitablemente hay que recurrir al anglicismo que todos usamos: Briefing) en la que, bien antes de  embarcar, o ya rumbo al punto de inmersión, el instructor, guía o compañero que lidere la actividad se dirige al grupo informando/recordando los elementos a observar: señales normalizadas de comunicación, características del entorno o circunstancias a tener en cuenta, protocolo ante emergencias, etc. Y nadie discute o cuestiona su oportunidad, necesidad o utilidad... ¿por qué en el mundo del trabajo nos gusta tanto improvisar, dar todo por sabido o entendido, confiarnos ciegamente al azar y despreciar imprudentemente los métodos, recordatorios de buenas prácticas y, en definitiva, procurar terminar la jornada (inmersión en nuestro caso) con tan buena salud e integridad como la empezamos?.

El MATERIAL como elemento (herramienta) imprescindible para el buceo. Igual que ocurre en el ámbito laboral, para bucear necesitamos unos medios materiales, algunos de gran sofisticación, para poder realizar la inmersión, no solo de manera cómoda y gratificante, sino para hacerlo de manera segura para nosotros, nuestros compañeros y también para el medio ambiente. Ese material podemos distinguirlo en: a) Ligero (máscara, traje, aletas, tubo...) y b) Pesado (chaleco, botella y regulador). Como en todo, los hay de diferentes calidades y precios, y observado un mínimo de calidad, lo fundamental es: 1) Conocer y respetar las instrucciones del fabricante, 2) Someterlos a las revisiones y mantenimiento especializados correspondientes (¿nos vuelve a sonar a empresarios, trabajadores y prevencionistas...?). ¿Quién en su sano juicio se expone a practicar el buceo consciente de que el equipo que use pueda fallarle a – 20 m.? El conocimiento adquirido en el proceso de formación previo a obtener la titulación es determinante para hacer que el buceador cuide exquisita y minuciosamente su equipo... le va la vida en ello (¿por qué en el mundo del trabajo...?)



Tras unos meses desde que obtuve mi certificación, primero la básica (Open Water Diver) y después otra más avanzada (Advance), senda de formación y especialización en la que sigo y seguiré con verdadero gusto e interés, y ya con unas 50 inmersiones en mi haber, he ido encontrando tantos puntos de afinidad y de comparación entre el mundo del trabajo y el buceo recreativo que me ha parecido oportuno expresarlo en estas líneas (además me ha divertido casi tanto como una inmersión). Y ello me permite afirmar, con las debidas cautelas y de cara a los profanos y ajenos a los que me refería al principio, que el buceo deportivo con botella es una experiencia tan bella y gratificante que, sabiendo las cosas y adoptando las medidas oportunas, NO tiene por qué ser calificada como peligrosa.



¡Si pudierais sentir alguna vez lo que yo disfruto allí abajo!



José Miguel Lanne-Lenne Ortega
Departamento de Recursos Humanos
AGENCIA PÚBLICA DE PUERTOS DE ANDALUCÍA
CONSEJERIA DE FOMENTO Y VIVIENDA
www.puertosdeandalucia.es