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06
Ago, 2025
El calor extremo es una amenaza real en muchos entornos laborales, especialmente durante los meses de verano. Las personas trabajadoras que desarrollan su actividad al aire libre, en entornos industriales o en espacios mal ventilados, están expuestas a un riesgo creciente de estrés térmico y golpe de calor. Esta situación puede tener consecuencias graves si no se detecta a tiempo y no se actúa correctamente.
Desde Europreven queremos recordar que la prevención de riesgos laborales también implica estar preparados para saber cómo responder ante una emergencia térmica. Actuar con rapidez puede marcar la diferencia entre una recuperación efectiva y una situación crítica.
El protocolo de actuación recomendado por Osalan establece una serie de pasos fundamentales para atender a una persona afectada por un golpe de calor:
Evitar un golpe de calor empieza mucho antes de que aparezcan los síntomas. Es esencial planificar las actividades y adaptar las condiciones laborales para minimizar la exposición al calor y a la radiación solar. La normativa vigente —en especial el RD 486/1997, modificado por el RDL 4/2023— establece la obligación de adoptar medidas adecuadas frente a fenómenos meteorológicos adversos en trabajos al aire libre o en lugares que no puedan cerrarse.
Organizar la jornada laboral para evitar las horas de mayor exposición (de 11:00 a 17:00 h), anticipando tareas exigentes a primeras horas. Si la actividad requiere esfuerzo físico elevado, es prioritario reprogramar, fraccionar los tiempos de exposición o incluso suspenderla en caso de aviso meteorológico rojo.
Garantizar el acceso constante a agua fresca (entre 14 °C y 20 °C), en una cantidad mínima de 2 a 3 litros por persona y jornada. Esta hidratación debe ser continua, sin esperar a tener sed. También se recomienda incluir fruta fresca o bebidas isotónicas para recuperar electrolitos.
Habilitar zonas de sombra, descanso y recuperación con ventilación o medios de enfriamiento, especialmente si el trabajo se desarrolla en espacios cerrados o poco ventilados.
Adecuar la vestimenta de trabajo a las condiciones térmicas: ropa ligera, transpirable y de colores claros, protección solar de amplio espectro (SPF 30 o superior), gafas de sol certificadas y sombrero o gorra transpirables. En caso de uso obligatorio de EPI no transpirables, como trajes químicos o de alta visibilidad, deben extremarse las medidas organizativas para evitar la sobrecarga térmica .
Promover programas de aclimatación progresiva, especialmente en nuevas incorporaciones o tras ausencias prolongadas. La aclimatación puede tardar entre 7 y 14 días, y reduce el riesgo de estrés térmico al mejorar la eficiencia del cuerpo para disipar el calor .
Formar e informar a todas las personas trabajadoras sobre los riesgos del estrés térmico, los síntomas del golpe de calor y las pautas de actuación ante una emergencia. Además, se recomienda reforzar la vigilancia de la salud, con especial atención a colectivos vulnerables (personas mayores, con enfermedades crónicas, en tratamiento farmacológico o con escasa aclimatación) .
En Europreven apostamos por una cultura preventiva que protege a las personas antes, durante y después de cada jornada.
Cuando el calor pone en riesgo la vida, cada segundo cuenta. Y la prevención, también.
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