Conoce las últimas noticias de la mano de Europreven
14
Oct, 2025
La pandemia de COVID-19 marcó un antes y un después en la salud laboral. Sin embargo, con el paso del tiempo y la normalización de nuestras rutinas, parece que el virus ha quedado atrás. Pero no para todas las personas. Y tampoco para la Unión Europea, que sigue trabajando activamente en estrategias de rehabilitación para quienes aún conviven con secuelas.
El llamado COVID persistente —una afección que puede prolongarse durante meses tras la infección aguda— afecta a un número significativo de personas trabajadoras, con síntomas como fatiga, dificultades respiratorias, niebla mental o trastornos musculoesqueléticos. Con la llegada del frío, y el aumento de contagios, es más importante que nunca revisar cómo protegemos y acompañamos a quienes aún no han podido recuperar su salud al cien por cien.
En España, se estima que alrededor de un millón de personas podrían estar conviviendo con COVID persistente (Medicina de Familia. SEMERGEN, vol. 50, núm. 2, marzo 2024). Según la Red Española de Investigación en COVID Persistente (REICOP), casi la mitad de las personas afectadas han estado de baja laboral o trabajan con gran dificultad, y cerca del 10% ha perdido su empleo (REICOP, La COVID-19 persistente arruina el trabajo y la calidad de vida de los afectados, 2024). El perfil más habitual es el de mujeres de mediana edad —edad media de 47 años—, lo que muestra también un claro impacto de género. Estos datos confirman que no se trata de un problema residual, sino de un reto sanitario y laboral de primer orden.
Aunque los datos de incidencia han disminuido y las medidas sanitarias se han relajado, la realidad clínica de muchas personas trabajadoras no ha cambiado. Según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA), miles de personas siguen reportando síntomas que afectan a su capacidad para trabajar, concentrarse o realizar esfuerzos físicos.
Esto supone un reto doble para las empresas: por un lado, se enfrenta a la necesidad de reincorporar gradualmente a personas que siguen vulnerables, y por otro, debe seguir tomando precauciones ante el riesgo de nuevos contagios estacionales.
Desde una perspectiva preventiva, la rehabilitación laboral de quienes han tenido COVID persistente debe contemplar:
Estas acciones no solo cumplen una función legal y sanitaria, sino que son clave para reducir el absentismo de larga duración, fomentar la retención del talento y proteger la salud de los equipos.
Las guías recientes recomiendan además apoyarse en escalas validadas para objetivar los síntomas más incapacitantes, como la fatiga, la disnea o la dificultad de concentración (MFIS, IPAQ, HAD, MOCA, mMRC y SF-36) (SciELO España, Revista de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo, vol. 32, nº 4, diciembre 2023 / epub 15 enero 2024). Incluir este tipo de herramientas en la vigilancia de la salud facilita tomar decisiones fundamentadas sobre la reincorporación, ajustar las exigencias del puesto y garantizar un retorno progresivo que respete los límites de cada persona.
Más allá de la prevención, el COVID persistente plantea un debate jurídico y social. En países como Reino Unido o Estados Unidos ya se reconoce como discapacidad en determinados supuestos (Medicina de Familia. SEMERGEN, vol. 50, núm. 2, marzo 2024), mientras que en España los sindicatos reclaman que se incluya de manera general en el listado de enfermedades profesionales (UGT, UGT reclama que el COVID-19 se reconozca como enfermedad profesional, 15 de marzo de 2025). Por ahora, la normativa solo lo contempla como contingencia profesional en personal sanitario y sociosanitario, pese a que otros sectores esenciales también han estado expuestos (Real Decreto-ley 28/2020). La UE, por su parte, ha publicado guías para promover planes de rehabilitación gradual, en las que se insiste en la corresponsabilidad de empresas, servicios de prevención y sistemas públicos de salud (EU-OSHA, COVID persistente: rehabilitación y apoyo práctico en el lugar de trabajo, 10 abril 2025).
Aunque la sociedad haya pasado página, la prevención no puede bajar la guardia. La llegada del invierno puede traer consigo un aumento de casos de COVID, gripe y otras infecciones respiratorias. Por eso es fundamental mantener actualizados los planes de prevención, contemplar escenarios de reincorporación y seguir cuidando a quienes aún arrastran las consecuencias del virus.
En Europreven acompañamos a las empresas en la planificación de entornos seguros e inclusivos, con soluciones adaptadas a cada situación laboral y protocolos para la reincorporación gradual de personas con COVID persistente.
Suscríbete al blog
Últimas publicaciones
Archivo de publicaciones
Amplia gama de servicios de prevención de riesgos laborales