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17
Oct, 2025
En un entorno laboral cada vez más complejo, donde se combinan subcontrataciones, movilidad internacional y nuevas formas de empleo, garantizar la seguridad y salud en el trabajo exige herramientas más ágiles, transparentes y coordinadas. En España, desde la entrada en vigor del Real Decreto-ley 8/2019, todas las empresas —independientemente de su tamaño o tipo de contrato— están obligadas a registrar la jornada laboral diaria de sus personas trabajadoras. Esta medida tiene como objetivo principal garantizar el cumplimiento de los horarios pactados, evitar abusos y facilitar el control de las horas extraordinarias.
Las tarjetas de identificación se han generalizado como un instrumento clave para mejorar el cumplimiento de la normativa pero también puede ser usadas para prevención de riesgos laborales (PRL), especialmente en sectores de alto riesgo como la construcción.
Aunque su implantación se ha centrado históricamente en el control de fraudes laborales o trabajo no declarado, cada vez más actores coinciden en que estas tarjetas pueden contribuir a reforzar la trazabilidad, la formación preventiva, la gestión de accesos y la profesionalización del sector, con beneficios indirectos en la salud y seguridad de las personas trabajadoras.
No todos los sistemas de fichaje son válidos ni seguros. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), en su guía de noviembre de 2023, ha prohibido expresamente el uso de huellas dactilares, reconocimiento facial, iris u otros datos biométricos para el control horario, al considerarlos categorías especiales de datos personales de alto riesgo (art. 9.1 RGPD). El consentimiento del trabajador no se considera suficiente, ya que la relación laboral impide que sea libre. Además, la AEPD sostiene que existen alternativas menos intrusivas y más proporcionadas, como tarjetas RFID, códigos QR o aplicaciones móviles, que permiten cumplir con la normativa sin vulnerar derechos fundamentales.
La utilidad de las tarjetas de identificación laboral va más allá de identificar a la persona trabajadora o su empleador. En los países que han desarrollado sistemas más avanzados (como Noruega o España), estas tarjetas permiten:
Todo ello se traduce en un entorno más seguro, especialmente en sectores como la construcción, donde la rotación, la temporalidad y la diversidad de figuras contractuales dificultan el seguimiento preventivo.
Aunque no son una solución milagrosa, las tarjetas de identificación laboral suponen una oportunidad real para mejorar la prevención si se integran en una estrategia más amplia. Entre los beneficios indirectos destacan:
Desde Europreven animamos a las administraciones y empresas a explorar estas herramientas como parte de un modelo preventivo más riguroso, ético e innovador, que sitúe a las personas trabajadoras en el centro.
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