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18
Ago, 2025
La protección contra incendios es una pieza clave en cualquier estrategia de seguridad laboral. Dentro de los sistemas de primera intervención, los extintores representan la herramienta más accesible y directa para hacer frente a un fuego incipiente. Su correcta elección, instalación y mantenimiento no solo son una obligación legal, sino una responsabilidad en términos de salud y seguridad.
Un extintor es un equipo a presión que permite proyectar un agente extintor sobre un fuego. Según la normativa vigente, puede funcionar mediante presión permanente o liberación de un gas auxiliar. Se distingue entre extintores portátiles, con una masa inferior o igual a 20 kg, y extintores móviles, diseñados para ser transportados manualmente y que superan ese peso.
La elección del extintor depende del tipo de combustible implicado en el incendio. Existen distintas clases de fuego:
La normativa establece que la distancia máxima desde cualquier punto de un espacio de trabajo hasta un extintor no debe superar los 15 metros. La instalación debe ser visible, accesible y correctamente señalizada. Los extintores deben colocarse en soportes estables, preferentemente fijados a pared, a una altura adecuada para facilitar su uso inmediato.
En zonas de riesgo especial, como cocinas, salas técnicas, garajes o áreas con líquidos inflamables, se requiere una dotación específica de extintores con características concretas. En edificios de uso no industrial, los criterios se adaptan al tipo de ocupación. En instalaciones industriales, se valoran el nivel de riesgo intrínseco y la carga de fuego, aplicando requisitos más exigentes en función del tipo y cantidad de combustible presente.
Para asegurar que un extintor esté en condiciones de uso en todo momento, es obligatorio someterlo a revisiones periódicas. Algunas comprobaciones básicas pueden realizarse internamente cada tres meses, como verificar que el extintor está en su lugar, señalizado, sin obstrucciones, con el precinto intacto y con presión adecuada.
Además, se requiere una revisión anual por parte de una empresa mantenedora habilitada, que verificará el estado del agente extintor, válvulas, mangueras y presión interna. Cada cinco años se debe realizar el retimbrado, una prueba de presión exigida por el reglamento de equipos a presión.
Un extintor que no cumpla los requisitos mínimos de funcionamiento, o que no pueda ser mantenido en condiciones por falta de piezas originales, debe ser retirado del servicio.
La correcta señalización del lugar donde se encuentra el extintor es esencial. Debe ser clara, visible y mantenerse en buen estado. En espacios con iluminación escasa o con riesgo de fallo eléctrico, se recomienda utilizar señalización fotoluminiscente que permita localizar el extintor en cualquier circunstancia.
Más allá de servir como guía en situaciones de emergencia, la señalización también actúa como control visual: si la señal está pero el extintor no, algo ha ocurrido y debe revisarse.
La prevención de incendios no se limita a cumplir con una obligación legal. Elegir el extintor adecuado, instalarlo donde realmente se necesita, mantenerlo operativo y formar a las personas en su uso son pasos fundamentales para una protección real.
Desde Europreven, apostamos por una cultura preventiva que no descuida los pequeños detalles. Porque en seguridad, lo esencial nunca es secundario.
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