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23
Jul, 2025
En la prevención psicosocial, comprender cómo los distintos tipos de personalidad afectan a la forma de vivir el estrés en el trabajo es esencial para mejorar la salud laboral. La clasificación entre personalidad tipo A y tipo B permite anticipar cómo puede reaccionar una persona ante la presión, los plazos o la carga mental, y qué estrategias preventivas pueden ser más eficaces en cada caso.
Identificar estos perfiles no pretende etiquetar, sino facilitar herramientas de autoconocimiento y prevención. Desde Europreven consideramos que integrar este tipo de enfoque en los planes de salud laboral permite diseñar entornos más ajustados a las necesidades reales de las personas trabajadoras.
Las personas con personalidad tipo A tienden a mostrar un alto nivel de competitividad, sentido de urgencia y orientación a los logros. Se caracterizan por:
Aunque estas características pueden valorarse positivamente en entornos exigentes, también están relacionadas con un mayor nivel de estrés crónico y mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, fatiga mental o desgaste profesional (burnout).
En contraste, las personas con personalidad tipo B suelen ser más relajadas, flexibles y tolerantes ante la presión. Su perfil se asocia con:
Esto no significa que las personas con personalidad B no se esfuercen o no asuman responsabilidades, sino que tienden a gestionar mejor la tensión, lo que puede repercutir positivamente en su salud mental y bienestar.
Ambos estilos de personalidad pueden convivir en un mismo equipo, y ambos aportan valor a la organización. Sin embargo, cuando se ignora la relación entre el perfil individual y las exigencias del puesto, aumentan las posibilidades de aparición de malestar, agotamiento o desmotivación.
En perfiles más tipo A, la prevención pasa por incorporar hábitos de autocuidado, mejorar la gestión del tiempo y asumir que no todo depende del esfuerzo personal. En el caso de perfiles más tipo B, puede ser útil fomentar espacios de reto y autonomía que mantengan la motivación sin romper el equilibrio emocional.
Si bien la personalidad influye, el entorno laboral es determinante. La forma en que se organizan las tareas, se distribuyen los tiempos o se ejerce el liderazgo tiene un impacto directo en la salud psicosocial. Por eso, en Europreven trabajamos junto a las organizaciones para crear espacios seguros también desde el punto de vista emocional.
La evaluación de factores psicosociales, la formación en liderazgo saludable y la implantación de medidas organizativas coherentes son pilares clave para prevenir el malestar derivado del estrés laboral. Comprender que no todas las personas reaccionan igual ante las mismas situaciones es el primer paso hacia una prevención más eficaz y humana.
El modo en que cada persona afronta el estrés no depende únicamente de sus circunstancias externas, sino también de sus características individuales. Tener en cuenta estos perfiles ayuda a adaptar las estrategias preventivas y a construir una cultura laboral más consciente y respetuosa con la diversidad emocional.
En Europreven, acompañamos a las empresas en la integración real de la salud psicosocial, porque prevenir también es cuidar cómo se siente y cómo se vive el trabajo.
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